lunes, 5 de octubre de 2009

¿Amar o aborrecer el pecado?

Este asunto del pecado es algo que sigue siendo polémico.

En bastantes círculos cristianos hasta se prefiere no hablar de él para no incomodar a las personas o para no aparecer como retrógrados o intolerantes.

¿Pero qué dice la Biblia al respecto?

La Bilblia es clara en cuanto a que el pecado es una realidad.

En 1 Juan 3:4 se nos dice que "Todo el que comete pecado quebranta la ley; de hecho, el pecado es transgresión de la ley".

Y en Santiago 5:17 encontramos que: "al que sabe hacer lo bueno , y no lo hace, le es pecado."

Queda claro, entonces, que pecar es transgredir la ley de Dios (la expresión de su voluntad, la norma de su justicia) y que pecar es no hacer lo que Dios dice que es bueno.

Ahora, ante la realidad del pecado podemos estar en dos frentes: o amamos el pecado o lo aborrecemos. ¿En cuál posición te encuentras tú?

Acerca de los que aman el pecado, la Biblia los describe diciendo que "tienen por delicia el entregarse a pasiones desenfrenadas", "se recrean en sus errores", "no se sacian de pecar" (2 Pedro 2), "aman al mundo y las cosas que están en el mundo" (1 Juan 2:15-17). Incluso pueden tener apariencia de religiosos mas "profesan conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan, siendo abominables y rebeldes..." (Tito 1:16).

Por su parte, de quienes aborrecen el pecado, se dice lo siguiente: "Has amado la justicia y aborrecido la maldad" (Salmo 45:7), "El Señor ama a los que odian el mal" (Salmo 97:10), "en la ley del Señor está su delicia" (Salmo 1:2), y "en lo íntimo de mi ser me deleito en la ley de Dios" (Romanos 7:22).

Aclaraciones:
  • Cuando escribí sobre los que aman el pecado, puntualicé que los religiosos, como buenos fariseos que son, pueden ocultar su amor al pecado... pueden esconderlo tras una pantalla de religiosidad o vida piadosa, y por eso pueden pasar por buenos cristianos ante los ojos de los hombres, pero no a los ojos de Dios.
  • En relación a los que aborrecen el pecado, es cierto que cuando de hecho pecan, puede surgir la duda de si en verdad odian el pecado o si todavía lo aman. Esto es importante de dilucidar puesto que si bien es cierto que "Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado" (1 Juan 3:9), también es verdad que "Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros" (1 Juan 1:8). En otras palabras, aunque los nacidos de Dios -los que se han arrepentido de sus pecados y han creído el evangelio- no tienen como práctica el pecar, es innegable que a veces pecan.
Esto último se puede explicar porque -como dice el apóstol Pablo en Romanos 7- todavía tenemos y estamos en un cuerpo que tiende a pecar. Este apóstol retrata crudamente -en los siguientes términos- su lucha contra el pecado:

"Así que descubro esta ley: que cuando quiero hacer el bien, me acompaña el mal. Porque en lo íntimo de mi ser me deleito en la ley de Dios; pero me doy cuenta de que en los miembros de mi cuerpo hay otra ley, que es la ley del pecado. Esta ley lucha contra la ley de mi mente, y me tiene cautivo.¡Soy un pobre miserable! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte? ¡Gracias a Dios por medio de Jesucristo nuestro Señor! En conclusión, con la mente yo mismo me someto a la ley de Dios, pero mi carne está sujeta a la ley del pecado". (Romanos 7:21-25)

Después de todo lo dicho, subrayo estas ideas:

Si al examinar mi vida noto que amo el pecado, lo que necesito no es comprometerme más con Dios o pretender auto-reformarme, sino arrepentirme y clamar a Dios para que me salve de la condenación eterna que viene como consecuencia de mi pecado.

Si al examinar mi vida noto que aborrezco el pecado, en lugar de vanagloriarme en eso, necesito continuar humillándome ante Dios, viviendo en santidad, y sin desconocer que es posible que llegue a pecar, pero procediendo al arrepentimiento tan pronto eso suceda.

Termino citando al apóstol Pablo:

Romanos 7:15
"Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago" (Nótese que el apóstol reconoce su lucha pero declara que él no ama el pecado, sino que lo aborrece).

Romanos 7:25
"¡Gracias a Dios por medio de Jesucristo nuestro Señor! (sólo en Cristo podemos ser libres de vivir en derrota frente al pecado).

Romanos 8:1
"Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu" (quienes aborrecen el pecado deben vivir en el poder del Espíritu Santo).

Romanos 8:23
"Nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo" (llegará el día en que Dios nos librará de este cuerpo de muerte).

Pastor Santiago Castro Leguizamón
Acym Cavancha



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